Objetivo: minimizar el impacto del COVID 19

J. García Arumí
Presidente de la SERV

 

 

Estimados/as socios/as de la SERV.

 

Tras las recomendaciones de cese de la actividad programada en muchas especialidades, entre las que se encuentra la oftalmología, y del establecimiento de unas normas estrictas de protección surge la necesidad, ahora que comienza el periodo de desescalada, de establecer, tal y como se hizo al inicio de la pandemia, una serie de recomendaciones acerca de cómo proceder con objeto de minimizar el impacto ocasionado por la pandemia COVID 19 en los pacientes con patologías oftalmológicas y más concretamente, en nuestro caso, en los pacientes con patologías retinianas. Siendo conscientes, además, de que debido a las características del SARS-CoV-2 como son su rapidez de contagio y la alta capacidad patógena, es preciso extremar las precauciones para evitar nuevos contagios.

 

Un dato importante, a tener en cuenta, es que este retorno a la atención debe de ser adaptado a las circunstancias locales de cada comunidad ya que el impacto de la pandemia no ha sido el mismo en todo el País y además existen diferencias llamativas, dependiendo de la comunidad de la que se trate.

 

En cualquier caso, una de las lecciones aprendidas de lo que ha sucedido y está sucediendo con esta pandemia en el mundo, en general, y en España, en particular, es que la vuelta a la “normalidad” no implica el retorno a la situación que teníamos antes del comienzo de la misma, sino un escenario muy diferente de adaptación a las nuevas circunstancias que nos permita atender las principales enfermedades retinianas causantes de ceguera y cumplir con los protocolos de tratamiento respetando las medidas generales de prevención ya que el SARS-CoV-2 estará presente previsiblemente durante bastante tiempo.

 

Por este motivo, trabajaremos con medidas de protección que van desde la reorganización de las agendas, la adaptación de las salas de espera, el establecimiento de los tiempos de permanencia del paciente en la misma, la necesidad de acudir a la consulta con mascarilla y de ser sometido a un triaje de “seguridad” de forma previa hasta la protección de los distintos instrumentos de exploración (lámparas de hendidura, retinografos, OCTS…) y la del personal sanitario con guantes, mascarillas y gafas protectores.

 

Es preciso extremar todas las precauciones posibles y aunque desde la SERV, tal y como ya ha sido sugerido por muchos de vosotros se establecerán unas medidas o recomendaciones generales, cada centro, cada hospital ya sea público o privado deberá de adaptarlas a sus necesidades concretas.

 

Todos los procedimientos son importantes y se irán abordando de manera paulatina conforme vaya avanzando el conocimiento si bien y dada la polémica establecida en torno a las inyecciones intravítreas y el potencial riesgo que supone para la visión la degeneración macular asociada a la edad la primeras se centrarán en esta patología y en dicho procedimiento.

 

Gracias a todos por vuestras inquietudes, por confiar en la sociedad y por hacer que con vuestro buen hacer y la preocupación por mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes contribuyáis a elevar el nivel de la atención oftalmológica en nuestro País.