El desprendimiento de retina por desgarro gigante ocurre cuando hay una rotura de al menos 3 horas de extensión con desprendimiento vítreo posterior. Es más frecuente en varones jóvenes con alta tendencia a la bilateralidad y factores de riesgo como miopía, traumatismos y maniobras quirúrgicas. Su evolución puede llevar a hipotonía y proliferación vitreorretiniana (PVR). El tratamiento principal es la vitrectomía, con opción de cerclaje escleral en algunos casos. La facoemulsificación puede ser útil para mejorar el acceso quirúrgico. Se recomienda el uso de perfluorocarbono para estabilizar la retina antes de aplicar láser y realizar el intercambio de fluido a gas o silicona, evitando el deslizamiento. El taponamiento con gas mejora la agudeza visual, aunque en algunos casos es necesario usar silicona. A pesar de su complejidad, la cirugía logra buenos resultados anatómicos, especialmente con una técnica adecuada.