El tratamiento con Iluvien debe evaluarse con un enfoque equilibrado, considerando la respuesta anatómica y funcional. Es clave identificar biomarcadores predictivos, como el grosor macular y la localización del edema, para anticipar resultados. La hipertensión ocular es una preocupación mayor que la catarata, pero su riesgo se puede prever si el paciente ha usado dexametasona previamente. En diabéticos, el riesgo de hipertensión ocular aumenta con el tiempo de evolución de la enfermedad. La respuesta al tratamiento es mejor cuando se inicia temprano y en ausencia de daño estructural severo. Además, Iluvien reduce la progresión del DRIL y mejora la estabilidad visual a largo plazo. La necesidad de tratamientos adicionales depende del historial previo del paciente y la severidad del edema.