El texto aborda la cirugía para tratar la retinosquisis traccional miópica, destacando la importancia de una evaluación personalizada del paciente y el uso de técnicas quirúrgicas como el peeling de la membrana limitante interna. Se discuten los desafíos en la recuperación visual postquirúrgica, subrayando que la pérdida de visión no siempre se refleja en la agudeza visual medida en condiciones óptimas. El uso de pruebas funcionales como la electroretinografía multifocal es crucial para detectar cambios tempranos en la visión. Se enfatiza la necesidad de operar antes de un desprendimiento foveal para evitar un mal pronóstico visual.