Un joven de 24 años llega a urgencias por una disminución de visión en su ojo derecho tras una agresión. Se diagnostica una hemorragia subretiniana y una rotura coroidea, lo que lleva a realizar una vitrectomía con éxito inicial. Sin embargo, tras el postoperatorio, surge un agujero macular y fluido subretiniano. Se decide hacer un flap grande sobre el agujero macular, utilizando fluorocarbono para asegurar el cierre. Después de varias intervenciones y tratamientos, la visión mejora significativamente, alcanzando 0.4 en la agudeza visual. A pesar de la mejora, se reconocen alteraciones en la retina externa.