La evaluación de la vascularización en la retinocoroiditis ha evolucionado significativamente desde la introducción de la angiografía fluoresceínica en 1960. Posteriormente, avances como la fotocoagulación con láser, la angiografía con verde de indocianina y la terapia anti-VEGF han mejorado el diagnóstico y tratamiento de patologías como la membrana neovascular oculta y la enfermedad polipoidea. A pesar de los avances, el tratamiento definitivo de la degeneración macular relacionada con la edad sigue siendo un desafío, requiriendo enfoques combinados y un uso prudente de las técnicas disponibles.